jueves, 12 de febrero de 2015

10 frases budistas que pueden cambiar tu vida

El budismo es una de las religiones más antiguas que aún se practica y una de las que más seguidores tienen, aproximadamente unos 200 millones de personas. Aunque algunos prefieren referirse al budismo más como una filosofía de vida que como una religión.

De una forma u otra, lo que ha permitido que esta filosofía/religión sobreviva a lo largo del tiempo y siga ganando adeptos son sus mensajes sencillos y llenos de sabiduría que pueden mejorar realmente nuestra vida cotidiana. De hecho, no es necesario abrazar el budismo para aprovechar los beneficios que nos puede brindar. Basta tener la mente abierta y el corazón bien dispuesto.


1. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional


Solemos pensar que reaccionamos ante los sucesos, que estos traen en sí la semilla de la tristeza o la alegría, pero en realidad reaccionamos ante lo que los hechos significan para nosotros. Solo nos puede dañar aquello a lo que le conferimos importancia. Por eso, para evitar el sufrimiento inútil, a veces basta dar un paso atrás, desligarse emocionalmente y ver las cosas desde otra perspectiva. Es difícil pero con la práctica se aprende. De hecho, otra frase budista nos indica el camino: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”.

2. Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora


A menudo se nos escapa la vida mientras estamos atados al pasado o preocupados por el futuro. Sin embargo, el budismo nos enseña que no tenemos más que el aquí y ahora. Por tanto, debemos aprender a estar plenamente presentes, a disfrutar de cada momento como si fuera el primero y el último. No bucees en el pasado ni sueñes demasiado con el futuro, concéntrate en el momento presente porque es ahí donde encontrarás las claves de la felicidad.

3. Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno


Somos una unidad física y espiritual, aunque a menudo lo olvidamos. A veces nos preocupamos demasiado por cuidar el cuerpo y olvidamos el alma, mientras que en otras ocasiones nos preocupamos mucho por nuestro equilibrio psicológico dejando de lado aspectos tan importantes como la dieta y el ejercicio físico. Sin embargo, para encontrar un verdadero estado de bienestar es imprescindible que mente y cuerpo estén equilibrados.

4. Más vale usar pantuflas que alfombrar el mundo


Es importante saber qué guerras combatir y cuáles dar por perdidas porque luchar contra molinos de viento puede ser muy romántico pero no es eficaz. A veces, ya sea porque sobrestimamos nuestras fuerzas o porque no somos conscientes de la envergadura de la situación, nos planteamos objetivos que sobrepasan nuestras capacidades. Entonces nos generamos un estrés innecesario. Sin embargo, para encontrar la paz interior, es importante ser conscientes de nuestras potencialidades y dosificar nuestros recursos, solo así podremos llegar más lejos.

5. No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo


Se trata de una de las máximas del budismo que, si la aplicáramos al pie de la letra, nos permitiría eliminar prácticamente todas las leyes y los mandamientos morales. Sin embargo, esta frase budista va más allá del clásico “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen a ti” porque implica, ante todo, un profundo conocimiento de nosotros mismos y, en segundo lugar, una gran empatía para con los demás.

6. No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita


Aunque no somos conscientes de ello, nuestro deseo de tener más, ya sea en el plano material o emocional, es la principal fuente de nuestras preocupaciones y desencantos. Cuando aprendemos a vivir con poco y aceptamos todo aquello que nos brinda la vida y en el momento en el que nos lo brinda, logramos una vida más equilibrada y reducimos la tensión y el estrés. Desear más cosas a menudo solo indica que necesitamos más seguridad o que nos sentimos solos y necesitamos suplir esos vacíos. Cuando te sientes a gusto contigo mismo, no necesitas demostrar nada.

7. Para entender todo, es necesario olvidarlo todo


Cuando somos pequeños estamos abiertos al aprendizaje, no tenemos ideas preconcebidas. Sin embargo, a medida que crecemos nuestra mente se llena de condicionamientos sociales que nos indican cómo deben ser las cosas, cómo debemos comportarnos e incluso qué debemos pensar. Estamos tan imbuidos en este contexto que no nos percatamos de que nuestra mente se ha convertido en una caja muy estrecha que nos aprisiona. Por eso, si quieres cambiar y ver las cosas desde otra perspectiva, el primer paso es desligarse de las creencias y los estereotipos que te mantienen atado. En este sentido, otra frase budista nos ilumina: “En el cielo no hay distinciones entre este y oeste, son las personas quienes crean esas distinciones en su mente y luego piensan que son verdad”.

8. El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor


La violencia genera violencia, la ira produce resentimiento. Es algo que sabemos pero casi nunca aplicamos por lo que a menudo nos involucramos en discusiones en las que nos dejamos llevar por nuestras emociones más negativas, respondemos a la crítica con otra crítica y a un ataque con otro aún más fuerte. Sin embargo, el odio solo genera odio, la única forma de contrarrestar su efecto es brindando amor, respondiendo con emociones positivas.

9. Da, aunque no tengas más que muy poco que dar


Se trata de una de las frases budistas más antiguas pero hace poco algunas investigaciones realizadas en el área de la Psicología Positiva han demostrado que la gratitud y la entrega son uno de los caminos que nos conducen a la felicidad. No se trata de dar esperando recibir algo a cambio sino de dar motivados por el placer que se siente al ayudar a alguien. Recuerda que no es mejor persona aquella que da graciosamente lo que le sobra sino la que comparte lo que apenas le alcanza.

10. Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará


En esta frase budista se encierra el secreto del cambio: aprender a valorar cada cosa y cada persona por lo que es: un milagro único e irrepetible. Cuando aprendamos a no criticar sino a aceptar y a maravillarnos ante las cosas más pequeñas que nos rodean, nuestra vida cambiará porque le estamos dejando una puerta abierta a la gratitud, la curiosidad y la alegría. Al contrario, si pensamos que no hay nada especial en las pequeñas cosas y que estamos en la cima del mundo, no solo nos estamos cerrando a la belleza sino también al aprendizaje y el crecimiento. Si no puedes apreciar el milagro que encierra una flor, es que ya estás muriendo por dentro.


Fuente: http://www.rinconpsicologia.com/ Jennifer Delgado

Poder es sólo querer

....Cuenta una leyenda que cierto día de invierno, había dos niños patinando sobre una laguna congelada.


Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación; cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno cayó al agua.


El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrar al hielo y así pudo salvar a su amigo.


Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:


- ¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, !es imposible que lo haya podido quebrar, con esa piedra y sus manos tan pequeñas!


En ese instante apareció un anciano sabio y les dijo:
- Yo sé cómo lo hizo.
- ¿Cómo? - Le preguntaron los bomberos al anciano.


Y él contestó:
- No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer.


Como dijo ALBERT EINSTEIN: "Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr "...EL TRUCO ESTA EN CREER QUE LO MEJOR ESTA POR VENIR

viernes, 30 de enero de 2015

Te Deseo



Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar. 

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, sentirás bien por nada. Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas esta hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío", sólo para que quede claro quien es el dueño de quien.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable. Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre amor para recomenzar. Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.

Víctor Hugo

martes, 27 de enero de 2015

El temor a perder

















Un sultán decidió hacer un viaje en barco con algunos de sus mejores cortesanos. Se embarcaron en el puerto de Dubai y zarparon en dirección al mar abierto.

Entretanto, en cuanto el navío se alejó de tierra, uno de los súbditos, que jamás había visto el mar y había pasado la mayor parte de su vida en las montañas, comenzó a tener un ataque de pánico.

Sentado en la bodega de la nave, lloraba, gritaba y se negaba a comer o a dormir. Todos procuraban calmarlo, diciéndole que el viaje no era tan peligroso, pero aunque las palabras llegasen a sus oídos no llegaban a su corazón.

El sultán no sabía qué hacer, y el hermoso viaje por aguas tranquilas y cielo azul se transformó en un tormento para los pasajeros y la tripulación.

Pasaron dos días sin que nadie pudiese dormir con los gritos del hombre. El sultán ya estaba a punto de mandar volver al puerto cuando uno de sus ministros, conocido por su sabiduría, se le aproximó:

- Si su alteza me da permiso, yo conseguiré calmarlo.

Sin dudar un instante, el sultán le respondió que no sólo se lo permitía, sino que sería recompensado si conseguía solucionar el problema.

El sabio entonces pidió que tirasen al hombre al mar. En el momento, contentos de que esa pesadilla fuera a terminar, un grupo de tripulantes agarró al hombre que se debatía en la bodega y lo tiraron al agua.

El cortesano comenzó a debatirse, se hundió, tragó agua salada, volvió a la superficie, gritó más fuerte aún, se volvió a hundir y de nuevo consiguió reflotar. En ese momento, el ministro pidió que lo alzasen nuevamente hasta la cubierta del barco.

A partir de aquel episodio, nadie volvió a escuchar jamás cualquier queja del hombre, que pasó el resto del viaje en silencio, llegando incluso a comentar con uno de los pasajeros que nunca había visto nada tan bello como el cielo y el mar unidos en el horizonte.
 
El viaje, que antes era un tormento para todos los que se encontraban en el barco, se transformó en una experiencia de armonía y tranquilidad.

Poco antes de regresar al puerto, el sultán fue a buscar al ministro:

- ¿Cómo podías adivinar que arrojando a aquel pobre hombre al mar se calmaría?
 
- Por causa de mi matrimonio -respondió el ministro-. Yo vivía aterrorizado con la idea de perder a mi mujer, y mis celos eran tan grandes que no paraba de llorar y gritar como este hombre.

Un día ella no aguantó más y me abandonó, y yo pude sentir lo terrible que sería la vida sin ella. Sólo regresó después de prometerle que jamás volvería a atormentarla con mis miedos.

De la misma manera, este hombre jamás había probado el agua salada y jamás se había dado cuenta de la agonía de un hombre a punto de ahogarse. Tras conocer eso, entendió perfectamente lo maravilloso que es sentir las tablas del barco bajo sus pies.

- Sabia actitud – comentó el sultán.

Moraleja: Ciertas personas sólo consiguen valorar lo que tienen cuando experimentan la sensación de su pérdida.

jueves, 22 de enero de 2015

Te deseo lo suficiente...



Hace poco tiempo cuando estaba en el aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que se estaban despidiendo. Cuando anunciaron la partida del vuelo ellas se abrazaron y la madre dijo:

-  "Te amo y te deseo lo suficiente".

La hija respondió:

- Madre, nuestras vidas juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado. También te deseo lo suficiente.

Ellas se saludaron con un beso y la hija partió. La madre pasó muy cerca de donde yo estaba sentada y noté que ella necesitaba llorar. Traté de no observarla para no invadir su privacidad, pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó:

- ¿ Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?.

- Sí, lo he hecho - respondí.

- Perdón por preguntar - contesté -, pero ¿por qué esta despedida es para siempre?

- Yo soy una mujer vieja y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que su próximo viaje será para mi funeral, dijo.

- Cuando se despidió de ella escuché que le dijo "te deseo lo suficiente". ¿A qué se refiere?
Comenzó a sonreír.

- Eso es un deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis padres solían decirlo. Ella hizo una pausa y miró hacia arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego sonrió aún más.

- Cuando decimos "Te deseo lo suficiente", deseamos que la otra persona tenga una vida llena de sólo lo suficientemente bueno para vivir. Entonces, dirigiéndose hacia mí, ella compartió lo siguiente como si lo estuviera recitando de memoria:

Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante,
Te deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol,
Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva
Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida parezcan más grandes
Te deseo que tengas suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades
Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees.
Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas.

Luego ella comenzó a llorar y se alejó… 

Se dice que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora en apreciarla, un día para amarla, pero una vida para olvidarla. Toma el tiempo necesario para vivir. 


Fuente: www.comunidad.siemprefeliz.com

Todo pasa por algo...

Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe ser así para servir a un propósito, para enseñar una lección para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

Tu no sabes quienes son estas personas, pero cuando fijas tu ojos en ellos sabes y comprendes que ellos afectarán tu vida de una manera profunda.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero después entiendes que si no superas estas cosas no hubieras realizado tu potencial, tu fuerza o el poder de tu corazón.

Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte.

Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de pura tontería, todo ocurre para probar los limites de tu alma.

Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. 

Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda, segura, mas empañada y sin razón.

La gente que conoces afecta tu vida, las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres.

Aún se puede aprender de la malas experiencias. Es más, quizás sean las mas significativas en nuestras vidas.

Imagen: https://kaizenpeople.wordpress.com

Una historia para niños grandes

Yo era todavía un niño pequeño. Entre las muchas cosas que me deslumbraban estaba el viejo teléfono, que en la época era una antigua caja de madera colgada en la pared, con el auricular suspendido a su costado.

Lo que más me intrigaba era que en su interior vivía un pequeño genio, muy inteligente y amable que sabia todas las cosas: la hora que era, el tiempo que haría al otro día, el horario de los trenes, los teléfonos de los amigos de mis padres, y su amabilidad para decir todo lo que mis padres deseaban comunicarles.

Deseaba mucho conocer el nombre de este mago chiquito así que me puse a escuchar todo lo que mi madre le decía, hasta que descubrí que ella lo llamaba:"Informeporfavor".
Las cosas mágicas siempre tienen nombres largos, como "abracadabra"…

Mi primer contacto con "Informeporfavor" se produjo un día que nunca olvidaré, cuando mi madre visitaba una vecina y me dejó sólo por unos minutos. Yo aproveché para bajar al sótano, en donde mi padre tenía su tallercito casero. Me puse a golpear con el martillo hasta que me di tal martillazo en un dedo que este se hinchó hasta parecerse a una morcilla.

No ganaba nada con gritar como un loco, pues en la casa no había nadie para escucharme. Pero entonces... qué maravilla!!! Me acordé del genio "Informeporfavor". Subí tan rápido como pude, descolgué el teléfono y le hablé: -"Informeporfavor"-. En efecto, él estaba allí. Y además tenía una suave voz de mujer. Tal vez en vez de un genio era una genia…

En cuanto me respondió, y ya que había alguien para escucharme, me puse a llorar con todas las ganas, y como pude le conté lo que me pasaba. "Estaba sólo en la casa, y me había golpeado un dedo, y...

"Informeporfavor" me preguntó "¿Puedes alcanzar en la nevera los cubitos de hielo?". Le dije "sí, puedo". Y me explicó que los aflojara bajo el chorro de agua, que sacara uno y me lo pusiera sobre el dedo. Eso me hizo mucho bien y pensé que tal vez "Informeporfavor" había hecho un poco de magia para ayudarme.

Desde entonces yo llamaba en secreto a "Informeporfavor" para consultarla por todo: "¿Cómo se deletrea y se escribe: "fijar?". "¿Cómo se calcula el área de un cuadrado?". "¿Cuál es la capital de Bélgica?". Y en seguida,"Informeporfavor" me decía todo, con una paciencia extraordinaria y me lo repetía si era necesario.

Pero creo que la ayuda más grande que Amanda me dio, fue un día cuando mi adorado canarito apareció muerto en su jaula. Eso me dolió mucho más que el martillazo en el dedo. Llamé a "Informeporfavor" y le conté mi profunda tristeza. “¿Puede usted explicarme, - le pregunté- cómo es posible que un pobre pajarito que pasa el día cantando para alegrarnos a todos, termine un día caído sin poder moverse, en el piso de su jaula?”. Pensó un momento, y luego me dijo: "Tú sabes, hay otros mundos adonde ir a cantar"... Aquellas palabras me consolaron porque imaginé al pajarito feliz, cantando en otro mundo, tal vez más lindo que el nuestro.

Un día, cuando ya habíamos hablado algunas veces más, me preguntó mi nombre. Yo le dije "Francisco". Y ella me dijo "Me puedes llamar Amanda".

Algunas semanas más tarde, mi padre fue trasladado a causa de su trabajo y fuimos a vivir bastante lejos del pueblo en donde telefoneaba a Amanda.

En la nueva ciudad, cuando llamaba por teléfono a "Informeporfavor", me contestaba alguien que no era Amanda y a Amanda nadie la conocía. Tuve una gran pena...

Luego crecí, y me enseñaron como funcionan los teléfonos y aprendí que los genios no existían. Entonces tuve más deseos de conocer a esa segunda mamá que era Amanda.

Un día, siendo ya un joven empleado, tuve que hacer un viaje en avión y descender en tránsito cerca de mi antiguo pueblo natal. Tenía media hora entre dos aviones. Así que fui al teléfono público, llamé y pedí a Amanda. Cuando ella me respondió, le pregunté: ”Amanda, podrías decirme… ¿Cómo se deletrea fijar?. Pensó un momento y me respondió: ¡Espero que tu dedo ande un poco mejor!. Y entonces los dos estallamos en una carcajada simultánea.

Le conté mi nueva vida, mi empleo, y le agradecí todo lo que había hecho por mí siendo niño. Le dije todo lo que ella había significado en mi vida. Pero entonces fue ella la que me dijo, “Soy yo la que te debe mucho. No puedes imaginarlo: siempre soñé con tener un hijo, pero no lo tuve; y tú llenaste de manera formidable ese vacío…”.

Cuando nos despedimos le prometí llamarla cuando volviera, pues seguramente tendría que hacer un viaje similar algunas semanas después y podría ir a conocerla. Pasó un tiempo y el nuevo viaje se produjo.

Entre el cambio de aviones llamé a la central telefónica. "Amanda, por favor". "¿Es usted un pariente de Amanda?" - contestó otra telefonista.

-"No, pero somos viejos amigos, dígale que es Francisco".

Señor, me respondió la telefonista, lamento tanto darle esta mala noticia, pero Amanda falleció hace 15 días. Últimamente estaba muy enferma y trabajaba solo medio tiempo, hasta que la perdimos. Todos la extrañamos tanto!... Pero, espere un poco… ¿Usted me dijo que se llama Francisco?”.

Si, señora, Francisco...

¡Ah!, Amanda me dejó antes de abandonar el trabajo una notita para usted. Espere… ¡aquí está! Ella me dijo que usted comprendería, la nota dice: "Francisco, hay otros mundos a donde ir a cantar". ¿Usted puede comprender?”

Sí señora, - pude apenas articular- comprendo... muchas, muchas gracias y adiós. Faltaban unos minutos para la partida del avión. De vuelta hacia la puerta de embarque me di cuenta que tenía los ojos húmedos…

El Divorcio

Un anciano llama a su hijo en Nueva York y le dice:

- Odio arruinar estos días festivos, pero tengo que decirte que tu madre y yo nos estamos divorciando, 45 años de matrimonio, y tanta miseria ya es suficiente!

- Papá, ¿qué estás diciendo? grita el hijo.

- No podemos seguir juntos, la convivencia se ha vuelto insoportable, explicó el viejo padre. Estamos hartos el uno del otro.

- ¿Por qué papá?,! si estaban de maravilla la última vez que fui a visitarlos!

- Hijo, ya estoy harto de hablar de esto y es caro hacerlo por teléfono, por favor avísale de esto a tu hermana a Hong Kong.

Frenético, el hijo llama a su hermana, y ésta al enterarse explota en el teléfono.

- ¿Cómo diablos se están divorciando?, ella grita: Yo me encargo de esto.

Ella llama a su anciano padre de inmediato, y le grita:

- No se divorcien aún. No hagan una sola cosa hasta que yo llegue. Voy a llamar a mi hermano de vuelta y los dos estaremos allí mañana. Hasta entonces, no hagan nada, ¿me oyes? - gritó mientras colgaba el teléfono.

El anciano cuelga el teléfono y se dirige a su esposa.

- Lo logramos Amor, nuestros hijos estarán aquí en Navidad y se pagarán ellos el pasaje, Te amo.

Comparte Tu Maíz

En cierta ocasión un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto, año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

- ¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año? preguntó el reportero.

- Verá usted, señor, dijo el agricultor. El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz debo ayudar a que mi vecino también lo haga.

Lo mismo es con otras situaciones de nuestra vida. Quienes quieran lograr el éxito deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.

Encuentras lo que está en ti

Una historieta popular del Cercano Oriente cuenta que un joven llegó al borde de un oasis contiguo a un pueblo y acercándose a un anciano le preguntó:

- ¿Qué clase de personas vive en este lugar?

- ¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes?, preguntó a su vez el anciano.

- Oh, un grupo de egoístas y malvados, replicó el joven, estoy encantado de haberme ido de allí. 

A lo cual el anciano contestó:

- Lo mismo vas a encontrar aquí.
Ese mismo día otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano, preguntó:

- ¿Qué clase de personas vive en este lugar? El viejo respondió con la misma pregunta:

- ¿Qué clase de personas vive en el lugar de donde tú vienes?

- Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.

- Lo mismo encontrarás aquí, respondió el anciano.
Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al viejo:

- ¿Cómo es posible dar dos respuestas diferentes a la misma pregunta? A lo cual el viejo respondió:

- Cada cual lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada nuevo en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquel que encontró amigos allá, podrá encontrar también amigos aquí, porque, a decir verdad, tu actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto.

Siempre que tengas una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida. Si miras dentro de ti sabrás que posees una gran fortaleza para entregar y para descubrir todas las cosas buenas en los demás. ¡Qué siempre encuentres un oasis de paz!

Cuando el cuerpo grita... lo que la boca calla

Según el Dr. Edward Bach, la enfermedad es el fruto de un conflicto entre el alma y la personalidad. EI alma representa nuestra orientación trascendente y la personalidad nuestros intereses inmanentes. El conflicto entre estas dos orientaciones representa la lucha entre la voluntad de transformación y la voluntad de conservación. El método perfecto no consiste tanto en apartar la influencia perjudicial, sino mucho más en hacer propia una virtud que se le opone, pudiendo subsanar los errores a través de esas virtudes. Ésta es la ley de los opuestos, de lo positivo y de lo negativo.

Presta atención:

Muchas veces...

El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.

E
l dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.

El estómago "arde" cuando las rabias no consiguen salir.

La diabetes "invade" cuando la soledad duele.

El cuerpo "engorda" cuando la insatisfacción aprieta.

El dolor de cabeza "deprime" cuando las dudas aumentan.

El corazón se "afloja" cuando el sentido de la vida parece terminar.

La "alergia" aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.

Las uñas se "quiebran" cuando las defensas están amenazadas.

El pecho "aprieta" cuando el orgullo esclaviza.

La presión "sube" cuando el miedo aprisiona.

Las neurosis "paralizan" cuando el niño interior tiraniza.

La fiebre "calienta" cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.

Y tus dolores "callados".

¿Cómo "hablan" en tu cuerpo?

Elige a alguien que te pueda ayudar a "organizar las ideas", "armonizar las sensaciones" y recuperar la alegría.

Todos precisamos saludablemente de "un oyente interesado". Pero todo depende, principalmente, de nuestro esfuerzo personal para hacer que sucedan mudanzas en nuestra vida.

..."CUANDO EL CUERPO GRITA... LO QUE LA BOCA CALLA".

Empuja la vaquita

Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comento al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.

Llegando al lugar constato la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximo al señor, aparentemente el padre de familia y le pregunto: En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco.

- ¿Cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?

El señor calmadamente respondió:

- Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contemplo el lugar por un momento, luego se despidió y se fue.

En el medio del camino, volteo hacia su fiel discípulo y le ordeno:

- Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco.

El joven espantado vio al maestro y le cuestiono sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujo la vaquita por el precipicio y la vio morir.

Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años. Un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven preguntó por la familia que vivía allí hace unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el joven entro corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita):

- ¿Como hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?

El señor entusiasmado le respondió:

- Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.

REFLEXION:

Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia la cual es una convivencia con la rutina, NOS HACE DEPENDIENTES, Y CASI QUE EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VAQUITA NOS PRODUCE.

Frases para mejorar la comunicación con la familia

Te Amo

Ningún ser humano puede sentirse realmente feliz hasta escuchar que alguien le diga: "te amo". Atrévete a decirlo a la otra persona, a tu cónyuge, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos, si es que nunca lo has hecho, haz la prueba y verás el resultado.


Te Admiro


En la familia, cada miembro tiene alguna cualidad o habilidad que merece reconocimiento: Todos, en algún momento, sentimos la necesidad de que se nos reconozca algún logro o meta alcanzada...¿Cuándo fue la última vez que le dijiste esto a alguien?


¡Gracias!


Una necesidad básica del ser humano es la de ser apreciado. No hay mejor forma de decir a una persona que es importante lo que hace por nosotros, que expresarle un ¡gracias!, no en forma mecánica, sino con pleno calor humano.


Perdóname, me equivoqué


Decir esto no es tan fácil, sin embargo, cuando cometas un error que ofenda o perjudique a otras personas, aprende a decir con madurez: "perdóname, me equivoqué".

Ayúdame, te necesito


Cuando no podemos o no queremos admitir o expresar nuestra fragilidad o necesidad de otros, estamos en un grave problema. No te reprimas. Pide ayuda! Que también son muy importantes las palabras.


¡Te escucho...háblame de tí!


¿Cuántas veces le has dicho a algún miembro de tu familia: "A ver, háblame, qué te pasa?".
Tal vez muchos problemas y mal entendidos se resolverían si tan sólo escuchásemos lo Que nos tratan de decir.


¡Eres especial!


Es importante hacerles saber a tus seres queridos cuanto ellos significan para tí.

¿Qué es la riqueza?

A dos grupos de personas se les hizo la siguiente pregunta: ¿Qué es la riqueza?
El primer grupo contestó de la siguiente manera:

Arquitecto: Tener proyectos que me permitan ganar mucho dinero.
Ingeniero: Desarrollar sistemas que sean útiles y muy bien pagados.
Abogado: Tener muchos casos que dejen buenas ganancias y tener un BMW.
Médico: Tener muchos pacientes y poder comprar una casa grande y bonita.
Gerente: Tener la empresa en niveles de ganancia altos y crecientes.
Atleta: Ganar fama y reconocimiento mundial, para estar bien pagado.

El segundo grupo contestó lo siguiente:

Preso de por vida: Caminar libre por las calles.
Ciego: Ver la luz del sol y a la gente que quiero.
Sordo: Escuchar el sonido del viento y cuando me hablan.
Mudo: Poder decir a las personas cuánto las amo.
Inválido: Correr en una mañana soleada.
Persona con una enfermedad terminal: Poder vivir un día más.
Huérfano: Poder tener a mi mamá, mi papá, mis hermanos, y mí familia.

"No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mide tu riqueza por aquellas cosas que no cambiarías por dinero"

Las tres pipas

Una vez un miembro de la tribu se presentó furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente.

Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad. El jefe lo escuchó atentamente y luego le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero antes de hacerlo llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo.

El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol. Tardó una hora en terminar la pipa. Luego sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado mejor, que era excesivo matar a su enemigo pero que sí le daría una paliza memorable para que nunca se olvidara de la ofensa.

Nuevamente el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar. También esta vez el hombre cumplió su encargo y gastó media hora meditando.

Después regresó a donde estaba el cacique y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos.

Como siempre, fue escuchado con bondad pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación como lo había hecho las veces anteriores. El hombre medio molesto pero ya mucho más sereno se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su problema.

Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo: "Pensándolo mejor veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho".

El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: "Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras tú mismo".

El Cuento de la Fresa

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.

Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó:

- ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
 
- No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: 

- Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda.

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Podéis disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por ti, o puedes marchitarte en tu propia condena...

Jorge Bucay

No pongas excusas















Se dice que muchos años atrás el Virrey de Nápoles hizo una visita a Barcelona, España. En el puerto había un barco de remos, una galera, con prisioneros condenados a remar, castigo usual para la época. 

El Virrey se acercó a los prisioneros y les preguntó que había pasado, que los había llevado a estar ahora en esta situación. Así escuchó de primera voz terribles historias.

El primer hombre dijo que estaba allí porque un juez aceptó un soborno de sus enemigos y lo condenó injustamente. El segundo dijo que sus enemigos habían pagado a falsos testigos para que lo acusaran. El tercero dijo que había sido traicionado por su mejor amigo, quien escapó de la justicia dejándolo. Y así por el estilo.

Finalmente el Virrey dio con un hombre que le dijo: “mi Señor, yo estoy aquí porque lo merezco. Necesitaba dinero y le robé a una persona. Estoy aquí porque merezco estarlo.”

El Virrey quedó absolutamente anonadado y volviendo sobre el capitán del navío de esclavos dijo: “aquí tenemos a todos estos hombres que son inocentes, están aquí por injustas causas, y aquí este hombre malvado en medio de todos ellos. Que lo liberen inmediatamente, temo que pueda infectar a los demás”.

De esta manera el hombre que se había confesado culpable fue liberado y perdonado, mientras aquellos que continuaban excusándose a si mismos volvieron a los remos.
Esta es una historia verdadera...

¡NO PONGAS EXCUSAS…!

Fuente: http://www.holistica2000.com.ar

Una historia para reflexionar



Ya van 18 años que estoy aquí en la Volvo, compañía sueca. Trabajar con ellos es una convivencia, por lo menos, interesante. Cualquier proyecto tarda dos años para materializarse aquí, aún cuando la idea sea brillante y simple. Es regla.

En los procesos globales, en nosotros los efectos por los resultados inmediatos (brasileño, americano, australiano, asiático) causan una ansiedad generalizada, sin embargo, nuestro sentido de la urgencia no produce ningún efecto en este período.

Los suecos discuten, discuten, hacen las reuniones de "N" balances... Trabajan un esquema "slow down". En el extremo, acaba siempre cuando se da la madurez de la tecnología y de la necesidad: muy poco se pierde aquí... Hay que considerar que:
  1. El país es del tamaño del Estado São Paulo (en Brasil)
  2. El país tiene 9/10 millones de habitantes;
  3. Su ciudad más grande, Estocolmo, tiene 500.000 habitantes
  4. Compañías de capital sueco: Volvo, Scania, Ericsson, Electrolux, ABB, Nokia, NobelBiocare...
¿Nada mal, no?

Para tener una idea, la Volvo fabrica los motores de propulsión para los cohetes de la NASA. Digo a nuestros grupos globales; el sueco puede estar incorrecto, pero él es el que paga nuestros salarios. Sin embargo, debo precisar que no conozco a gente que tenga una cultura más colectiva sobre eso... Voy a contarles algo para que tengan una noción...
La primera vez que fui para allá - en 1990 - uno de los colegas suecos me recogía del hotel todas las mañanas. Era septiembre, hacía frío y una leve nevisca. Llegamos temprano a la Volvo y él estacionó el coche lejos de la puerta de entrada (son 2000 empleados con coche). El primer día no le dije nada, el segundo tampoco, ni el tercero... Más adelante, con un poco más de confianza, le pregunté:

- ¿Este es tu lugar para estacionarte?. He notado que como llegamos temprano el estacionamiento está vacío y dejas el coche en el extremo... y me contestó así de simple:

- Es que llegamos temprano, entonces nosotros tenemos tiempo para caminar. Para quiénes llegan después es mejor que estén más cerca de la puerta. ¿No piensas lo mismo?
¡Imaginen la vergüenza que me dio!. Esto me hizo revisar mis conceptos.

En Europa por estos tiempos tiene lugar un gran movimiento llamado "Slow Food". La asociación internacional del alimento lento, cuyo símbolo es un caracol, tiene su base en Italia. El movimiento "Show Food" pregona que la gente debe comer y beber los alimentos saboreando, "bronceando" su preparación, compartirlos con la familia, los amigos, sin rapidez y con calidad. La idea está en oposición a los alimentos de preparación rápida y que representan un estilo de vida. La sorpresa, sin embargo, es que este movimiento del alimento lento es una parte de la base del movimiento llamado "Slow Europe" como precisó Business Week en su última edición europea. La base de todo consiste en la cuestión de la "rapidez" y la "locura" generada por la globalización, para mí lo asocio a la "cantidad que tiene" en contraposición a la calidad de la vida o a la "calidad del".
Según Business Week, los trabajadores franceses, incluso trabajando menos horas (35 horas por semana), son más productivos que sus colegas americanos o ingleses. Los alemanes, que en muchas compañías habían instituido una semana de 28.8 horas de funcionamiento, han modificado su productividad para no crecer nada menos del 20%. Esta llamada "actitud lenta" está llamando la atención incluso de los norteamericanos, apologistas del "Fast" y del "Do it now".

Sin embargo, esta "actitud sin prisa" no significa hacer poco, ni poca productividad. Significa hacer las cosas y trabajar con más "calidad" y “productividad" con una perfección más grande, con atención a los detalles y con menos "tensión". Significa volver a tomar los valores de la familia, de los amigos, del tiempo libre, del ocio y de las comunidades pequeñas. Del "local", presente y concreto, en contraposición al "global" indefinido y anónimo. Significa volver a tomar los valores humanos esenciales, los placeres pequeños de lo cotidiano, de la simplicidad de vivir y convivir y la religión y la fe. Significa un ambiente de trabajo menos coercitivo, más alegre, "leve" y, por lo tanto, más productivo, donde los seres humanos felices hacen, con placer, lo que saben hacer mejor.

Esta semana, quisiera que usted piense un poco en esto:

- ¿Será que los viejos dichos "Caminando despacio se puede llegar lejos" o "la rapidez sigue siendo el enemigo de la perfección" no merecen otra vez nuestra atención en estas épocas de locura salvaje?. ¿Será que nuestras compañías tendrían que pensar también en programas serios de "calidad sin prisa" ncluso para aumentar la productividad y calidad de nuestros productos y servicios sin la pérdida necesaria de la "calidad del ser"?.

La película "Perfume de Mujer", tiene una escena exquisita, en la cual un personaje ciego (interpretado por Al Pacino) saca a bailar a una mujer joven y ella contesta:

- No puedo, porque mi novio va a llegar en unos minutos.

Él responde:

- Pero en un momento se vive una vida, conduciéndola en un paso de tango.

Esta escena pequeña es el momento más bonito de la película.

Alguna gente vive en función del tiempo, pero parece que solamente lo alcanza cuando muere infartada, o algo similar... Para otros, el tiempo tarda en pasar; están ansiosos con el futuro y se olvidan de vivir el presente, que es lo único que existe. El tiempo lo tienen todos por igual. 

Nadie tiene más ni menos que 24 horas por día. La diferencia es lo que cada uno hace con su tiempo.

Necesitamos saber aprovechar cada momento, porque, como John Lennon dijo... "la vida es lo que sucede mientras hacemos planes para el futuro".

Felicitaciones por leer hasta el final... Muchos no irán a leer este mensaje hasta el fin porque no pueden "perder" su tiempo en este mundo globalizado.

Piensa y reflexiona: Hasta qué punto vale la pena negarse ciertos gustos como estar con su familia, estar con la persona amada, ir al templo los domingos en la mañana o de pesca el fin de semana, hacer “fiaca” los sábados, tomarse un helado con los amigos, etc...?
Después podría ser demasiado tarde…

Fuente: http://www.holistica2000.com.ar

El impulso vital



Tus ojos ven aquello que tu mente proyecta porque los pensamientos son como imanes: atraen situaciones de la vida. Es así como inventas tu camino: a medida que avanzas en él.

Y en el camino están los otros, las personas, la gente, el resto del mundo, en fin, los humanos como tú. Es con estos seres que orquestas tu emotividad estableciendo un complejo sistema de trueque afectivo donde dar y tomar no es siempre claro y transparente.

Observa con atención este engranaje: aquella persona con la cual tienes cuentas pendientes se presentará una y otra vez delante tuyo. Quizás lo hará con otro rostro, con otro nombre, en otra ciudad, pero ese íntimo conflicto resurgirá cíclicamente en ti, eres tú quién lo atrae. Porque funcionas como un imán de los afectos, por eso tienes la sensación de ser al mismo tiempo prisionero y verdugo, por esto te enamoras siempre del mismo tipo de personas y te ahogas en los mismos problemas.

Esto funciona por una razón fundamental: no está ahí para castigarte sino para darte otra oportunidad.

Sí, todo conflicto desea ser resuelto, éste es el motivo de su obstinada existencia. Por eso, aunque tu marcha te lleve allá o aquí, tu mundo interno te seguirá como una sombra fiel. Enfréntalo y supera aquello que detiene tus pasos. Si no... ¿Por qué razón te propones avanzar?

Tus batallas privadas no son casualidades: lo que se opone a tu marcha, aquellos que consideras enemigos, aquello que llamas el mal, se manifiesta ante ti con mil disfraces, pero con un único origen.

Crecerás cuando venzas tus miedos personales, cuando arranques de una vez y para siempre las raíces de tu sufrimiento.

Ahora escucha esta buena noticia: tus conflictos tienen la clave para su resolución. Sí, tus íntimos huracanes desean mutar en suave brisa de primavera, ya que existe en todas las almas un punto fijo, un eje, un impulso que alienta la marcha.

Es como un soplo, una intención de tu ser profundo que actúa defendiendo su derecho a la vida. Es eso cuyas manos invisibles te alzan cada vez que caes, aquello cuyo aliento nutre la llama de la esperanza aunque el camino se deshaga a tus pies. Reconócelo y apóyate en él.
Te digo que cuando seas capaz de quitarle la máscara a ese personaje que proyectas al mundo, a eso que dice ser tú, podrás ver aquello que entorpecía tu andar, llenaba de humo tus ojos y de amargura tu corazón.

Entonces algo sucederá, ya que la pulsación de la vida es contagiosa: si vences ese combate, te será devuelta toda la fuerza que creías perdida, algo se romperá dentro tuyo, como un río de energía que desborda y te inunda, como una peste sana que se desparrama y te contagia, como un viento de liberación que llena tus pulmones; sentirás la fuerza de la vida circular sin trabas en ti.

Amor, dicen algunos. Unidad, dicen otros. Conciencia cósmica, armonía, éxtasis... llámalo como quieras. Lo cierto es que desde ese momento nada será igual que antes.

Tu pasado es inmutable: aquello que fue, fue.

Pero si logras cambiar tu mirada del pasado, tu comprensión de lo que sucedió, entonces tu pasado cambia, aquello que llamas realidad podrá tomar otro aspecto y el día será distinto.
Aunque tu boca no lo sepa explicar, en ti se hará presente aquello que sabe a la perfección cuál es tu meta y también el trazado de la marcha. Y no tienen nada que ver con la muerte: ese impulso supera la muerte y justifica tu vida.

Fuente: http://www.holistica2000.com.ar

La vida es una cajita de sorpresas

La historia dice que hace algún tiempo un hombre castigó a su hija de 5 años de edad por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver que era muy caro. El dinero estaba escaso y él se enojó aun más cuando la niña pegó el papel dorado para decorar un caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, la niñita le trajo la caja de regalo a su padre la mañana siguiente y le dijo: "Esto es para ti, papito".

El padre estaba avergonzado por su anterior reacción exagerada, pero su enojo apareció de nuevo cuando encontró que la caja estaba vacía.

Le habló a su hija de una manera recia:

- ¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro del paquete?

La niñita lo miró con lágrimas en sus ojos y le dijo:

- Oh, papito, no está vacía. Le puse besitos hasta que se llenó...
El padre estaba deshecho. Cayó de rodillas y abrazó a su pequeña hija, y le rogó que lo perdonara por su enojo innecesario.

Un accidente le quitó la vida a la niña solo un poco tiempo después, y se dice que el papá conservó la caja dorada junto a su cama por todos los años que le quedaron de vida. Y cuando él estaba desanimado o enfrentaba problemas difíciles, abría la caja y tomaba un beso imaginario y recordaba el amor que la niña había puesto ahí.

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