viernes, 11 de octubre de 2013

Tremenda pelea de sombras

Taichi Saotome, el bailarín del teatro japonés kabuki, gana rápida popularidad en Youtube gracias al video "Sword Dance and Shadowgraph" (El sable y una silueta de sombra). El joven de 20 años es muy conocido y tiene un número considerable de fans por "onnagata", un hombre que posee el don de de interpretar papeles femeninos. Pero el video, que se difunde rápidamente por las redes sociales, revela otra faceta de su maestría: con una "catana" (un sable japonés) se defiende contra muchos enemigos con forma de sombra que están proyectados en la pantalla, detrás del actor. Es una actuación interactiva con una imagen generada por computador. La producción se grabó en el Teatro Galaxy de Tokyo, Japón este mes de enero.
Taichi Saotome proviene de una familia teatral y desde su niñez la pasó entre las tablas del escenario. "Su maestría refinada y gestos pulidos provocan el deseo pararlos para contemplarles infinitamente. Sus movimientos son más que graciosos, son efímeros, como si volara sin límite de un escenario a otro. Y, hay que tener en cuenta, que todo esto lo ejecuta con un kimono pesado con una cola larga", destaca la bloguera Alvdis N.Rutien de mith.ru.

Su mirada lánguida, y la maestría excepcional manejando los abanicos, ya han conquistado muchos corazones en Japón. Ahora Taichi Saotome edita los álbumes con sus retratos e interpreta numerosos programas teatrales. Además se le puede ver en dos películas de Takeshi Kitáno, "Zatoichi" y "Takeshis". Su repertorio incluye música tánto folklórica, como pop y hasta del grupo Metallica.

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Impresionante baile que volará tu mente

Esta audición sorprende a los jurados del popular programa America´s Got Talent, ya que este personaje hace pasos increíbles e imposibles, pero para él, un asiático que llega con actitud despistada y un poco torpe, los pasos de baile comunes no son lo suyo. Ver para creer.

La Pregunta en el Examen

Durante mi segundo semestre en la escuela, nuestro profesor nos dió un examen sorpresa.
Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que leí la última:

¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?

Seguramente este era algún tipo de broma. Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero, ¿cómo iba yo a saber su nombre?

Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco.

Antes que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del exámen.

Absolutamente, dijo el profesor.

En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes!!!. Ellos merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían y digan: ¡Hola!

Yo nunca olvidé esa lección... También aprendí que su nombre era Elena.

El Niño y la Mesera

En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa.

La mesera puso un vaso de agua en frente de el.

- ¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con cacahuates? preguntó el niño.

- Cincuenta centavos, respondió la mesera.

El niño saco su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.

- ¿Cuánto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar. (En ese momento habían algunas personas que estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente).

- Treinta y cinco centavos, dijo ella bruscamente.

El niño volvió a contar las monedas.

- Quiero el helado solo, dijo el niño.
La mesera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se fue.

El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costo tragar saliva con lo que vió... Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, habían veinticinco centavos... Su propina!

¡Jamás juzgues a alguien solo por las apariencias! y ¡siempre considera que aquellos a quienes sirves pueden darte una sorpresa!



El Cofre de Vidrio


Érase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo. Había trabajado duramente como sastre toda su vida, pero los infortunios lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar.

Las manos le temblaban tanto, que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta.

Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana.

El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos:

- No quieren estar conmigo ahora; se decía...
 

- Tienen miedo de que yo me convierta en una carga.

Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan.

A la mañana siguiente, fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande. Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidió que le diera un cerrojo viejo. Por último, fue a ver a su amigo el vidriero y le pidió todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.

El anciano llevó el cofre a su casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina.
Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies, y mirando bajo la mesa preguntaron:

- ¿Qué hay en ese cofre?

El anciano respondió:

- ¡OH nada! Sólo algunas cosas que he ahorrado.

Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo. Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años susurraron. Deliberaron y decidieron turnarse para vivir con el viejo, y así custodiar el "tesoro".

La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, lo cuidó y le cocinó. A la semana siguiente, lo reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente acudió el hijo mayor. 

Así siguieron por un tiempo.

Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues creían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo.

Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.

- ¡Qué triquiñuela tan infame! exclamó el hijo mayor ¡Qué crueldad para con sus hijos!
 

- ¿Pero, qué podía hacer? - preguntó tristemente el segundo hijo
 

- Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días. Estoy avergonzado de mí mismo
 

- Sollozó el hijo menor -. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el mandamiento que él nos enseñó cuando éramos pequeños.

El hijo mayor muy enojado, volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto valioso oculto entre los vidrios, y los desparramó en el suelo hasta vaciar el cofre.

Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro y leyeron una inscripción que el padre les había dejado en el fondo: "Honrarás a tu padre y a tu madre"

martes, 24 de septiembre de 2013

El Extraño

Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población. Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.

El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros. Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.
Mis padres eran instructores complementarios: Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer. Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias. El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia. ¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro! Llevó a mi familia al primer partido de fútbol. Me hacia reír, y me hacía llorar. El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba. A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habra rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.) 

Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas. Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra casa… Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase. Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que a veces quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.

Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol. Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente. Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas. Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo. Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos.

Ahora sé que mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño. Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permanecio en nuestro hogar. Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia. Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio.

No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía...

¿Su nombre? Nosotros lo llamamos Televisor... ¡Ahora tiene una esposa que se llama Computadora y un hijo que se llama Celular! 

Anónimo

La concentración y la piedad


Un joven, preso de la amargura acudió a un monasterio en Japón y le expuso a un anciano maestro:

- Querría alcanzar la iluminación, pero soy incapaz de soportar los años de retiro y meditación. ¿Existe un camino rápido para alguien como yo?

- Te has concentrado a fondo en algo durante tu vida? preguntó el maestro.

- Solo en el ajedrez, pues mi familia es rica y nunca trabajé de verdad.
El maestro llamó a un monje. Trajeron un tablero de ajedrez y una espada afilada.

- Ahora vas a jugar una partida muy especial de ajedrez. Si pierdes te cortaré la cabeza con esta espada; y si por el contrario ganas, se la cortaré a tu adversario.

Empezó la partida. El joven sentía las gotas de sudor recorrer su espalda, pues estaba jugando la partida de su vida. El tablero se convirtió en el mundo entero. Se identificó con él y formó parte de él. Empezó perdiendo, pero su adversario cometió un desliz. Aprovechó la ocasión para lanzar un fuerte ataque, que cambió su suerte. Entonces miró de reojo al monje.

Vió su rostro inteligente y sincero, marcado por años de esfuerzo. Evocó su propia vida, ociosa y banal... y de repente se sintió tocado por la piedad. Así que cometió un error voluntario y luego otro... Iba a perder.

Viéndolo, el maestro arrojó el tablero al suelo y las piezas se mezclaron.

- No hay vencedor ni vencido -dijo-. No caerá ninguna cabeza.

Se volvió hacia el joven y añadió: Dos cosas son necesarias: la concentración y la Piedad. Hoy has aprendido las dos.

Los 83 mandamientos de Alejandro Jodorowsky

  1. No mires con disimulo, mira fijamente. 
  2. Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal, considéralo tu maestro. 
  3. No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado, que les impida invadir toda tu vida.
  4. En el lugar donde habites, consagra siempre un sitio a lo sagrado.
  5. Fija tu atención en ti mismo, se consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
  6. Termina siempre lo que comenzaste. 
  7. Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.  
  8. No te encadenes a nada que a la larga te destruya. 
  9. Desarrolla tu generosidad sin testigos.  
  10. Trata a cada persona como si fuera un pariente cercano. 
  11. Ordena lo que has desordenado.  
  12. Aprende a recibir, agradece cada don. 
  13. Cesa de autodefinirte.  
  14. No mientas ni robes, si lo haces te mientes y robas a ti mismo. 
  15. No desees ser imitado.  
  16. Haz planes de trabajo y cúmplelos. 
  17. No ocupes demasiado espacio.  
  18. No hagas ruidos ni gestos innecesarios. 
  19. Si no la tienes imita la fe.  
  20. No te dejes impresionar por personalidades fuertes. 
  21. No te apropies de nada ni de nadie.  
  22. Reparte equitativamente. 
  23. No seduzcas. 
  24. Come y duerme lo estrictamente necesario. 
  25. No hables de tus problemas personales. 
  26. No emitas juicios ni criticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos. 
  27. No establezcas amistades inútiles. 
  28. No sigas modas. 
  29. No te vendas. 
  30. Respeta los contratos que has firmado. 
  31. Sé puntual. 
  32. No envidies los bienes o los éxitos del prójimo. 
  33. Habla sólo lo necesario. 
  34. No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra. 
  35. Nunca amenaces. 
  36. Realiza tus promesas. 
  37. En una discusión ponte en el lugar del otro. 
  38. Admite que alguien te supere. 
  39. No elimines, sino transforma. 
  40. Vence tus miedos, cada uno de ellos es un deseo que se camufla. 
  41. Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo. 
  42. Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar. 
  43. No actúes por reacción a lo que digan bueno o malo de ti. 
  44. Transforma tu orgullo en dignidad. 
  45. Transforma tu cólera en creatividad. 
  46. Transforma tu avaricia en respeto por la belleza. 
  47. Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro. 
  48. Transforma tu odio en caridad. 
  49. No te alabes ni te insultes. 
  50. Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera. 
  51. No te quejes. 
  52. Desarrolla tu imaginación. 
  53. No des órdenes solo por el placer de ser obedecido. 
  54. Paga los servicios que te dan. 
  55. No hagas propaganda de tus obras o ideas. 
  56. No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad. 
  57. No trates de distinguirte por tu apariencia. 
  58. Nunca contradigas, solo calla. 
  59. No contraigas deudas, adquiere y paga enseguida. 
  60. Si ofendes a alguien, pídele perdón. 
  61. Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público. 
  62. Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos. 
  63. No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció. 
  64. No conserves objetos inútiles. 
  65. No te adornes con ideas ajenas. 
  66. No te fotografíes junto a personajes famosos. 
  67. No rindas cuentas a nadie, sé tu propio juez. 
  68. Nunca te definas por lo que posees. 
  69. Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar. 
  70. Acepta que nada es tuyo. 
  71. Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di solo sus cualidades. 
  72. Cuando realices un servicio, no resaltes tus esfuerzos. 
  73. Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer. 
  74. Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz. 
  75. No trates de ser todo para tu pareja, admite que busque en otros, lo que tú no puedes darle. 
  76. Cuando alguien tenga su público no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia. 
  77. Vive de un dinero ganado por ti mismo. 
  78. No te jactes de aventuras amorosas. 
  79. No te vanaglories de tus debilidades. 
  80. Nunca visites a alguien sólo por llenar tu tiempo. 
  81. Obtén para repartir. 
  82. Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente. 
  83. Si estas meditando y llega un diablo, pon ese diablo a meditar…

El anciano

Un anciano que pasaba los días sentado en un banco de la plaza que estaba a la entrada del pueblo, era muy querido por sus vecinos y siempre contestaba con mucha sabiduría a cualquier pregunta que le hicieran.
Un día, un joven se le acercó y le preguntó:


– Hola, señor, acabo de llegar a este pueblo, ¿Me puede decir, cómo es la gente de este lugar?
– Hola hijo, ¿De dónde vienes? Preguntó el anciano.
– De un pueblo muy lejano.
– Dime, ¿Como es la gente allí?
– Son egoístas, envidiosos, malvados, estafadores… por eso me fui de aquel lugar en busca de mejores vecinos.
– Lamento decírtelo, querido amigo, pero los habitantes de aquí son iguales a los de tu ciudad.
El joven, lo saludó y siguió viaje.

Al siguiente día pasó otro joven, que acercándose al anciano, le hizo la misma pregunta:
– Acabo de llegar a este lugar, ¿Me podría decir cómo son los habitantes de esta ciudad?
– ¿Cómo es la gente de la ciudad de dónde vienes?
– Ellos son buenos, generosos, hospitalarios, honestos, trabajadores… tenía tantos amigos, que me ha costado mucho separarme de ellos.
– Los habitantes de esta localidad también son así. Respondió el anciano.
– Gracias por su ayuda, me quedaré a vivir con ustedes.
Un hombre que también pasaba muchas horas en la misma plaza, no pudo evitar escuchar las dos conversaciones y cuando el segundo joven se fue, se acercó al anciano y le preguntó:

– ¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes si los dos jóvenes te hicieron la misma pregunta?
–  En realidad todo está en nosotros mismos. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquellas personas que tenían amigos en su ciudad de origen, también los encontrarán aquí, porque las personas reciben aquello que ellas mismas están dispuestas a dar a los demás.

"Todo lo bueno y lo bello de la vida que necesitas, lo llevas dentro de ti. Tú simplemente déjalo salir, compártelo con los demás y cuando menos te lo esperes regresará a tu vida"





Un granjero tenía cachorros para vender

Un niño con una amplia sonrisa le dijo:

- Señor, quiero comprarle uno de sus cachorritos.
 
El granjero, le respondió:

- Estos cachorros son de raza, y cuestan bastante dinero.

- He conseguido treinta y nueve centavos ¿es esto suficiente?

- Seguro, dijo el granjero, comenzando a silbar y a gritar, “Dolly, ven aquí”.
Dolly salió corriendo de su casilla y bajó la rampa seguida de cuatro pequeñas bolas de piel. Los ojos del niño danzaban de alegría. Entonces de la casilla salió, a hurtadillas, otra pequeña bola, ésta era notablemente más pequeña. Se deslizó por la rampa y comenzó a renguear en un infructuoso intento por alcanzar al resto. 

El niño apretó su carita contra la cerca y gritó con fuerzas:

- ¡Yo quiero a ése!, señalando al más pequeño.

El granjero le dijo:

- Hijo, tú no quieres a este cachorrito. Él nunca podrá correr y jugar contigo de la forma en que tú quisieras.

Al oír eso, el niño bajó la mano y lentamente se subió el pantalón en una de sus piernas. Le mostró una prótesis de doble abrazadero de acero a ambos lados de su pierna, que iba hasta un zapato especial. Mirando al granjero, le dijo:

- Como usted verá, señor, yo tampoco corro tan bien que digamos, y él necesitará a alguien que lo comprenda.

martes, 23 de julio de 2013

ODA AL AMOR

Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
 
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
 
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos
 
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
 
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas saldrá por la puerta sin decir adiós.
 
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper los retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo...
 
María Mercedes Carranza

PRIMERO ESTA LA SOLEDAD


Primero está la soledad.

En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.

Tu corazón, ese froto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.

Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.



Darío Jaramillo Agudelo

TU Y YO


Tu y yo...
nos conocemos como extraños,
cada uno llevando consigo un misterio.

No puedo decir quién eres;
puede que jamás te conozca del todo.
Pero confío que eres una persona por derecho propio,
en posesión de una belleza y un valor que son los más preciados tesoros de la Tierra.

Así pues te hago una promesa:
No te impondré identidades,
sino que te invitaré a convertirte en ti misma,
sin vergüenza ni temor.
Tendré abierto un espacio para ti en el mundo
y defenderé tu derecho a llenarlo con auténtica vocación
Pues mientras dure tu búsqueda
tienes mi lealtad...

Theodore Ploszak

miércoles, 3 de julio de 2013

LOS 10 LADRONES DE TU ENERGIA


  1. Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura, procura que no sea en tu mente.
  2. Paga tus cuentas a tiempo. Al mismo tiempo cobra a quién te debe o elige dejarlo ir, si ya es imposible cobrarle. Las deudas no caducan con el tiempo, aunque la ley te proteja; sé responsable, es mejor hacer un plazo de céntimo a céntimo, que perder tu preciada energía y tu palabra.
  3. Cumple tus promesas. Si no has cumplido, pregúntate por qué tienes resistencia. Siempre tienes derecho a cambiar de opinión, a disculparte, a compensar, a renegociar y a ofrecer otra alternativa hacia una promesa no cumplida; aunque no como costumbre. La forma más fácil de evitar el no cumplir con algo que no quieres hacer, es decir NO desde el principio.
  4. Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que no prefieres hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas. Aunque no debes de huir de responsabilidades y no todo el tiempo es factible, muchas veces por puro control o por no darnos el permiso, seguimos perdiendo tiempo en nimiedades y abandonando lo verdaderamente significante en nuestras vidas.
  5. Date permiso para descansar si estás en un momento que lo necesitas y date permiso para actuar si estás en un momento de oportunidad. La naturaleza, tiene ritmos y tu vida también. No actuar en el momento erróneo te quita energía y no parar cuando lo necesitas, también.
  6. Tira, recoge y organiza, nada te toma más energía que un espacio desordenado y lleno de cosas del pasado que ya no necesitas. Uno por uno, toma cada papel, cada recuerdo y hasta cada sueño y elige.
  7. Da prioridad a tu salud, sin la maquinaria de tu cuerpo trabajando al máximo, no puedes hacer mucho. Toma sol por las tardes, medita, respira, báñate en el mar, haz ejercicio en la naturaleza, escucha tu cuerpo y elimina las toxinas. Haz una cita médica y mira si te faltan minerales o vitaminas. Aliméntate con comidas orgánicas (sin pesticidas) y frescas; trabaja en la prevención para evitar la crisis de una enfermedad (un aviso un cuerpo sin energía).
  8. Enfrenta las situaciones tóxicas que estás tolerando, desde rescatar a un amigo o a un familiar, hasta tolerar acciones negativas de una pareja; y toma la acción necesaria. Resignarte a una situación y sentirte que no tienes control, sólo conseguirá drenarte.
  9. Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar. Entregar a Dios, siempre puedes elegir tu camino y fluir sin apegos hasta llegar a tu orilla a salvo.
  10. Perdona, deja ir una situación que te esté causando dolor, siempre puedes elegir dejar el dolor del recuerdo. 

martes, 4 de junio de 2013

QUIERO AMARTE...SIN ABSORBERTE

Yo creo que esta publicación de Virginia Satir, titulada Mis Metas y que aparece en el libro "En contacto íntimo" de la editorial Concepto S.A. en su onceava reimpresión en Méjico en 1988, tiene esa estructura característica de escrito simple pero profundo, que merece ser disfrutado .
 
En este texto la autora, de quien ya he escrito algunos otros comentarios, propone lo siguiente:
 
Mis metas
Quiero amarte sin absorberte,
Apreciarte sin juzgarte,
Unirme a ti sin esclavizarte,
Invitarte sin exigirte,
Dejarte sin sentirme culpable,
Criticarte sin herirte,
Y ayudarte sin menospreciarte.
Si puedes hacer lo mismo por mí, entonces nos habremos conocido verdaderamente y nos podremos beneficiar los dos
 
Comencemos por la expresión "amarte sin absorberte". Creo que se refiere a la posibilidad de amar al otro permitiéndole ser. Esto significa: permitirle ser libre, ser ella o él mismo. Para poder desarrollar libremente su personalidad desde sus creencias y valores. Desde su mapa representacional y conceptual del mundo. En resumen, se trata de observar al otro desde el respeto, sin intervenir en su construcción, para beneficio de mis propósitos egocéntricos. Es importante reconocer nuestro egoísmo y nuestras ganas de controlar a la otra persona, para que se acomode a nuestros intereses.
 
Y esto se enlaza muy bien con la siguiente frase, donde la doctora Satir, nos invita a apreciar a la otra persona sin juzgarla. Qué difícil no juzgar, no censurar, no perseguir. Pues desde niños hemos sido educados en la crítica. En la observación evaluadora de nuestros padres y maestros y por lo tanto de sus juicios que nacen de su comportamiento como seres de control y manipulación. Entonces perpetuamos la acción de juzgar y la convertimos en nuestra aliada más poderosa, para de esta forma obligar a los demás a actuar y pensar según nuestro criterio.
 
Amar es dejar ser. Entonces nuestras uniones de pareja no pueden convertirse en una forma sutil de esclavitud. No se trata de establecer un vínculo entre un amo y un esclavo. Se trata del encuentro respetuoso y responsable de un par de personas que desde la libertad optan por acompañar al otro en sus respectivos caminos; sin presiones, sin culpas, sin chantajes emocionales.
 
Y mucho menos se trata de exigir al otro que actúe, piense, reaccione o se comunique en una determinada dirección. Renunciado a sus propios ideales, valores y mapas de creencias.
 
Lo preferible es formular una invitación amistosa y amigable a ese otro, para que nos acompañe en el camino. Pero dicha compañía no se puede exigir. No se puede obligar. Porque debe originarse desde el deseo del otro. Desde la búsqueda del otro. No únicamente desde mi deseo o mi necesidad de ser acompañado.
 
Porque si, en medio de la marcha, se suscita una necesidad de caminar solo, entonces es cuando se puede recobrar la libertad sin remordimientos. Pues, es posible abandonar sin sentirse culpable.
 
Criticar se facilita cuando se hace con amor. Con respeto por el proceso y el estilo del otro. Cuando se busca ayudar al crecimiento personal propio y de la pareja.
 
Y la ayuda a mi pareja o compañero de viaje, tiene sentido cuando la ofrezco para agilizar el camino y no para entorpecerlo. Porque una ayuda que paralice no es ayuda. Una ayuda que incapacite no es ayuda. Una ayuda que genere dependencia, no es ayuda.
En esta línea, amar se parece más a un proceso de desapego que de apego. Pues se trata de caminar, respetando las individualidades, que de fusionarme con el otro, perdiendo la identidad y el libre albedrío.
Por ello quiero amarte...sin absorberte... para que seas tú misma.

CONVERSACIÓN RADIAL EN ALTAMAR

Esta es la trascripción de una conversación radial real entre un buque de la Armada de Estados Unidos y autoridades canadienses costeras de Newfoundland en octubre de 1995.


- Americanos: Por favor, cambien su curso 15 grados al norte a fin de evitar colisión.
- Canadienses: Recomendamos que USTED cambie SU curso 15 grados al sur a fin de evitar la colisión.
- Americanos: Les habla el capitán de un buque de la Armada de EEUU. Repito, cambien su curso.
- Canadienses: No. Repetimos, ustedes deben cambiar su curso.
- Americanos: ESTE ES EL PORTAVIONES ABRAHAM LINCOLN, EL SEGUNDO BUQUE EN TAMAÑO DE LA FLOTA DE ESTADOS UNIDOS DE AMERICA EN EL ATLANTICO. NOS ACOMPAÑAN TRES DESTRUCTORES, TRES CRUCEROS Y NUMEROSOS BUQUES DE APOYO. DEMANDO QUE USTED CAMBIE SU CURSO 15 GRADOS AL NORTE, O TOMAREMOS MEDIDAS PARA GARANTIZAR LA SEGURIDAD DE ESTE BUQUE.
- Canadienses: Este es un faro. Ustedes deciden si quieren seguir su curso...

martes, 28 de mayo de 2013

CARGAR EL VENADO

Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso árbol; se le miraba triste y meditando cabizbajo. Casi, casi a punto de soltar el llanto. Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien al verlo en semejante situación, le preguntó cuál era el motivo para estar en una situación tan desesperante.  

Compadre, ¡la desconsiderada es mi mujer! Ella es la culpable de mi situación. Esta noche la desaparezco; pero que se muere, se muere.
 
  • No diga eso compadre, mejor dígame porque la quiere matar; a lo mejor yo puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.
El compadre después de respirar profundo y conseguir la calma, empezó su relato:  
  • Mire compadre, usted sabe que somos muy pobres y en mi humilde rancho la única forma de acompañar los fríjoles es con un pedazo de carne que consigo en el monte cuando salgo de cacería. Me voy con mi escopeta, paso varios días de penalidades, arriesgándome con los peligros del monte, esquivando víboras y animales salvajes, soportar la terrible comezón que me producen las garrapatas, los piquetes de mosquitos, aguantar el frío de las noches que se mete hasta los huesos. Luego, por fin, si la suerte me socorre, logro cazar un venado; pero aún así, tengo que cargarlo a mis espaldas todo el largo camino de regreso al pueblo y subir la cuesta de la loma hasta llegar a mi casa. Todavía no termino de llegar, cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre los vecinos y sus familiares. Que una pierna pa'doña Juana, que otra para doña Cleo, que este lomito pa'mi mamá, que las costillitas pa'mi hermana, que esto pa'llá y a los dos o tres días de nuevo sin nada que comer el tonto, otra vez de cacería. Pero ya me cansé y esta noche la desaparezco.

El compadre después de meditar un momento, le dio la solución:
  • Invite a su mujer a cargar el venado.
  • ¿Qué?
  • Sí llévese la comadre de cacería, no le diga las penurias que pasa para llevar el venado a casa. No le hable de los caminos empedrados, ni los mosquitos, ni los peligros, ni del frío. Invítela a la cacería para que disfruten juntos de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que cobijan la noche, de los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de la graciosa manera en que caminan los venados, como si fueran bailarines de ballet; del dulce canto de los grillos y pájaros silvestres ... en fin, píntele bonita la cosa.
El compadre siguió el consejo y por su puesto la convenció. Ella, entusiasmada fue con falda larga hasta el tobillo, que poco a poco se le desgarraba con las púas en el camino; la blusa le quedó toda dañada, los zapatos se le rompieron por las piedras y las espinas la hicieron sangrar. El cabello se le maltrato: le quedó tieso como estropajo. Se le pegaron por todas partes garrapatas y bichos. Las manos llenas de ampollas y llagas que se le hicieron al abrirse paso entre el espeso monte y estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una enorme víbora.
Por fin, después de tantos martirios encontraron un venado. El hombre sigiloso se acerco a su presa, localizó el blanco justo para liquidar al escurridizo animal; con agilidad pasmosa disparó y el venado cayó muerto. La mujer no cabía de júbilo pensando en que su sufrimiento había terminado, pero no era así.
  • Ahora mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente. Le dijo el hombre masticando con una expresión rabiosa cada una de sus palabras. 
La mujer casi se desmaya ante la mirada asesina de su marido, pero ante la desesperación por regresar a su casa, ni para protestar, cargó el venado en su espalda hasta su casa. Casi muerta con las piernas temblando, jadeando y a punto de reventarle el corazón; llegó y tiró el animal en la sala de su casa.
Sus hijos y vecinos salieron a recibir a la pareja de cazadores y acostumbrados a la repartición, gritaron con alegría:
  • ¡Vamos a repartir el venado!
La mujer tirada en el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y con los ojos inyectados de sangre, volteó a los vecinos y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó:

  • ¡El que me toque ese venado, lo mato!

REFLEXIÓN

P
ara valorar el esfuerzo ajeno y respetar la real dimensión del trabajo de los demás, todos debemos aprender a "cargar el venado". Muchos tienen riquezas, empresas y comodidades porque durante años cargaron muchos venados para llegar donde están ahora...

Y muchos otros, como la comadre del cuento siempre esperan cual hienas a que llegue el familiar, el vecino, el amigo, el conocido o hasta el desconocido con el venado a cuestas para caerle y desgarrarlo, sin importar el esfuerzo que les ha costado conseguirlo.

La experiencia adquirida con el paso de los años nos ha enseñado. Que sólo se valora aquello que se ha adquirido, como resultado de nuestro arduo trabajo, que sólo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor sacrificio y hasta lágrimas.

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