jueves, 10 de abril de 2014

Sonríe



Todos en la vida tenemos uno o varios motivos para sonreír. Podemos sonreír porque todos ganamos sobre más de un millón de espermatozoides opositores y fuimos engendrados por amor, no nos abortaron; nos acunaron, acariciaron, besaron, mimaron, arroparon, alimentaron cuando éramos unos bebés.

Nos rodea gente que nos quiere y nos da lo mejor de sí. Nuestros padres nos dan o dieron todo lo que pueden y mucho más. Tenemos hermanos con quienes podemos crecer y desarrollarnos, compartir.

Nos educaron con principios y con una clara conciencia del bien y el mal. Nos señalaron el camino correcto.

Las dificultades nos enseñan lo que es la vida, nos desarrollan fortalezas, nos obligan a luchar. Tenemos amigos a quienes les damos y quienes nos dan sin esperar recompensas.
Tenemos en quién reclinar nuestra cabeza cuando estamos cansados, aburridos, preocupados. Prestamos el hombro para que otros se recuesten en él.
Nos levantamos muchas veces pensando con amor en alguien. Hemos disfrutado cantidad de atardeceres y de amaneceres.

Nos hemos extasiado con un poema y nos hemos quedado horas mirando el cielo estrellado.

Sentimos la presencia de un Dios a quien no comprendemos, por ser hombres, pero en quien creemos y confiamos.

Hemos vivido el presente con pasión y hemos esperado el futuro con emoción.

Hemos sabido superar el pasado para no quedarnos adheridos a él.

La muerte siempre ha sido un misterio pero no un temor y la hemos aceptado como parte de un proceso de realización y superación.

Hemos disfrutado la libertad de pensar sin que nadie pueda conculcarla.

Los momentos más intensos de felicidad que hemos vivido han sido interiores, en el alma.

Hemos sentido la satisfacción del deber cumplido.

Hemos aprendido a no depender absurdamente de las nimiedades, de las tonterías. La vida se disfruta si no nos esclavizamos de las cosas ridículas.

Somos hombres de paz y le hacemos la guerra a la guerra.

La esposa, los hijos, quienes nos rodean, son nuestra veneración y sustento espiritual.
Hemos tratado de alimentar el alma, igual que el cuerpo y eso nos ha permitido avanzar y crecer como seres humanos.

Nuestra profesión u oficio es la más bello del mundo (todos lo son para quienes la viven con sentido) y por eso todo lo que hemos hecho lo hemos disfrutado plenamente, lo hemos gozado y de paso nos ha dado para vivir.

Tenemos la satisfacción de no odiar, de amar mucho y de que nadie nos es indiferente.

Creemos que hoy es el primer día del resto de nuestra vida que será feliz, porque de nosotros depende que así sea.

Aprendimos a perdonar, a caminar ligeros de equipaje y a mirar al mismo tiempo el camino y el cielo.

Somos verdaderamente caminantes que hacemos camino al andar y que nada ni nadie nos hará detener. Todos, o algunos de estos, son motivos para sonreír.

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