El budismo es una de las religiones más antiguas
que aún se practica y una de las que más seguidores tienen, aproximadamente unos
200 millones de personas. Aunque algunos prefieren referirse al budismo más como
una filosofía de vida que como una religión.
De una forma u otra, lo que ha permitido que esta
filosofía/religión sobreviva a lo largo del tiempo y siga ganando adeptos son
sus mensajes sencillos y llenos de sabiduría que pueden mejorar realmente
nuestra vida cotidiana. De hecho, no es necesario abrazar el budismo para
aprovechar los beneficios que nos puede brindar. Basta tener la mente abierta y
el corazón bien dispuesto.
1. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional
Solemos pensar que reaccionamos ante los sucesos,
que estos traen en sí la semilla de la tristeza o la alegría, pero en realidad
reaccionamos ante lo que los hechos significan para nosotros. Solo nos puede
dañar aquello a lo que le conferimos importancia. Por eso, para evitar el
sufrimiento inútil, a veces basta dar un paso atrás, desligarse emocionalmente y
ver las cosas desde otra perspectiva. Es difícil pero con la práctica se
aprende. De hecho, otra frase budista nos indica el camino: “Todo lo que somos
es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y
está hecho de nuestros pensamientos”.
2. Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora
A menudo se nos escapa la vida mientras estamos
atados al pasado o preocupados por el futuro. Sin embargo, el budismo nos enseña
que no tenemos más que el aquí y ahora. Por tanto, debemos aprender a estar
plenamente presentes, a disfrutar de cada momento como si fuera el primero y el
último. No bucees en el pasado ni sueñes demasiado con el futuro, concéntrate en
el momento presente porque es ahí donde encontrarás las claves de la
felicidad.
3. Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno
Somos una unidad física y espiritual, aunque a
menudo lo olvidamos. A veces nos preocupamos demasiado por cuidar el cuerpo y
olvidamos el alma, mientras que en otras ocasiones nos preocupamos mucho por
nuestro equilibrio psicológico dejando de lado aspectos tan importantes como la
dieta y el ejercicio físico. Sin embargo, para encontrar un verdadero estado de
bienestar es imprescindible que mente y cuerpo estén equilibrados.
4. Más vale usar pantuflas que alfombrar el mundo
Es importante saber qué guerras combatir y cuáles
dar por perdidas porque luchar contra molinos de viento puede ser muy romántico
pero no es eficaz. A veces, ya sea porque sobrestimamos nuestras fuerzas o
porque no somos conscientes de la envergadura de la situación, nos planteamos
objetivos que sobrepasan nuestras capacidades. Entonces nos generamos un estrés
innecesario. Sin embargo, para encontrar la paz interior, es importante ser
conscientes de nuestras potencialidades y dosificar nuestros recursos, solo así
podremos llegar más lejos.
5. No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo
Se trata de una de las máximas del budismo que,
si la aplicáramos al pie de la letra, nos permitiría eliminar prácticamente
todas las leyes y los mandamientos morales. Sin embargo, esta frase budista va
más allá del clásico “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te
hiciesen a ti” porque implica, ante todo, un profundo conocimiento de nosotros
mismos y, en segundo lugar, una gran empatía para con los demás.
6. No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita
Aunque no somos conscientes de ello, nuestro
deseo de tener más, ya sea en el plano material o emocional, es la principal
fuente de nuestras preocupaciones y desencantos. Cuando aprendemos a vivir con
poco y aceptamos todo aquello que nos brinda la vida y en el momento en el que
nos lo brinda, logramos una vida más equilibrada y reducimos la tensión y el
estrés. Desear más cosas a menudo solo indica que necesitamos más seguridad o
que nos sentimos solos y necesitamos suplir esos vacíos. Cuando te sientes a
gusto contigo mismo, no necesitas demostrar nada.
7. Para entender todo, es necesario olvidarlo todo
Cuando somos pequeños estamos abiertos al
aprendizaje, no tenemos ideas preconcebidas. Sin embargo, a medida que crecemos
nuestra mente se llena de condicionamientos sociales que nos indican cómo deben
ser las cosas, cómo debemos comportarnos e incluso qué debemos pensar. Estamos
tan imbuidos en este contexto que no nos percatamos de que nuestra mente se ha
convertido en una caja muy estrecha que nos aprisiona. Por eso, si quieres
cambiar y ver las cosas desde otra perspectiva, el primer paso es desligarse de
las creencias y los estereotipos que te mantienen atado. En este sentido, otra
frase budista nos ilumina: “En el cielo no hay distinciones entre este y oeste,
son las personas quienes crean esas distinciones en su mente y luego piensan que
son verdad”.
8. El odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor
La violencia genera violencia, la ira produce
resentimiento. Es algo que sabemos pero casi nunca aplicamos por lo que a menudo
nos involucramos en discusiones en las que nos dejamos llevar por nuestras
emociones más negativas, respondemos a la crítica con otra crítica y a un ataque
con otro aún más fuerte. Sin embargo, el odio solo genera odio, la única forma
de contrarrestar su efecto es brindando amor, respondiendo con emociones
positivas.
9. Da, aunque no tengas más que muy poco que dar
Se trata de una de las frases budistas más
antiguas pero hace poco algunas investigaciones realizadas en el área de la
Psicología Positiva han demostrado que la gratitud y la entrega son uno de los
caminos que nos conducen a la felicidad. No se trata de dar esperando recibir
algo a cambio sino de dar motivados por el placer que se siente al ayudar a
alguien. Recuerda que no es mejor persona aquella que da graciosamente lo que le
sobra sino la que comparte lo que apenas le alcanza.
10. Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará
En esta frase budista se encierra el secreto del
cambio: aprender a valorar cada cosa y cada persona por lo que es: un milagro
único e irrepetible. Cuando aprendamos a no criticar sino a aceptar y a
maravillarnos ante las cosas más pequeñas que nos rodean, nuestra vida cambiará
porque le estamos dejando una puerta abierta a la gratitud, la curiosidad y la
alegría. Al contrario, si pensamos que no hay nada especial en las pequeñas
cosas y que estamos en la cima del mundo, no solo nos estamos cerrando a la
belleza sino también al aprendizaje y el crecimiento. Si no puedes apreciar el
milagro que encierra una flor, es que ya estás muriendo por dentro.
Fuente: http://www.rinconpsicologia.com/ Jennifer Delgado