El fabricante de calderas fue contratado
para arreglar un enorme sistema de calderas de un buque a vapor que
estaba funcionando mal. Luego de escuchar de boca del ingeniero la
descripción de los problemas y hacer unas pocas preguntas, se dirigió a
la caldera.
Durante algunos minutos observó todas
esas cañerías enroscadas, escuchó su golpeteo y el silbido que se
escapaba y palpó algunas cañerías con su mano. Luego, mientras tarareaba
suavemente una canción, introdujo la mano en su bolsillo y sacó un
pequeño martillo con el cual golpeó una válvula una vez. Inmediatamente
el sistema entero empezó a trabajar perfectamente y el calderero se fue a
su casa.
Cuando el dueño del barco recibió una
factura por mil dólares se quejó ante el calderero que había estado en
la sala de máquinas únicamente 15 minutos y le pidió una factura
detallada. Esto es lo que el calderero le envió:
Por golpear con el martillo 0,50 US
Por saber donde golpear 999,50 US
Total 1000,00 US
Por saber donde golpear 999,50 US
Total 1000,00 US
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