jueves, 22 de enero de 2015

El Perdón como acto liberador

¿Cuántos días, meses, años o décadas hemos vivido con el yugo del rencor? ¿Cuántas veces hemos permitido que nuestro corazón siga manchándose de odios, orgullos absurdos y pensamientos destructivos? ¿Con qué personas estás resentido? ¿A quienes no puedes perdonar? ¿Cuál es tu culpa?

El perdón hoy en día es un regalo que pocos se atreven a dar, desafortunadamente el orgullo es la principal barrera para no obsequiarlo, preferimos alimentar mas el egoísmo, la venganza, las palabras hirientes o simplemente no ver a esa persona que nos ha hecho tanto daño, nos limitamos a odiarla, a condenarla, sin darnos cuenta de que los que más sufrimos somos nosotros.

Para poder perdonar primero debemos aprender a perdonarnos a nosotros mismos, perdonarnos tal vez por haber permitido que abusaran de nuestro cuerpo, de nuestros sentimientos de nuestras limitaciones, perdonarnos por odiarnos y no aceptarnos.

Tenemos que reconocer que hemos sido responsables de esa falta, confrontar la rabia interior, la vergüenza, la venganza, la ira y las heridas; tratar de buscar una nueva forma de pensar sobre esa persona que nos lastimó, porque quizá ella también sufrió más que nosotros y está también en busca de ese perdón,  debemos tener el valor de hablar con claridad del problema y afrontarlo, va a doler, pero es necesario para que nos liberemos de esas cadenas de amargura venenosas, sincerarnos ante la persona que herimos o que nos hirió para así poder llegar al arrepentimiento y hacer una promesa de que no volverá a ocurrir y por fin liberarnos del dominio de sentimientos destructivos.

Es importante que se entienda que el hecho de perdonar no es lo mismo que justificar, olvidar o reconciliarse. En el caso de las mujeres que han sufrido violencia doméstica, después de muchas terapias psicológicas y encuentros espirituales logran perdonar a su agresor (por su propia salud emocional), pero muchas veces no se reconcilian con la pareja porque fue una relación abusiva.

Otro caso en donde es sumamente difícil perdonar es cuando se ha sufrido de una violación, aquí la victima está totalmente destrozada física, moral, espiritual y emocionalmente, será un proceso largo de liberación, pero cuando se elige la opción de perdonar es el regalo más grande que se puede dar a ella misma, cuando su autoestima está alzando vuelo, cuando se está empezando a amar de nuevo. No le está haciendo ningún favor al agresor, se lo está haciendo a sí misma.

El perdón permite liberarse de todo lo que se ha venido cargando, el perdonar no borra la ofensa, ni el pasado, no le quita la responsabilidad al que ofendió, simplemente es la maravillosa experiencia sanadora que elimina el resentimiento. Podemos recordar la ofensa, pero no revivir el dolor. Es como si la abeja del recuerdo que estuvo volando y picando nuestro cuerpo, de repente volviera, pero ya sin el aguijón, porque el perdón le quitó su veneno.

¡Tú puedes elegir quedarte con el resentimiento o ser libre!

Aquí te dejo estas 5 claves para poder perdonar según la escritora Mariah Burton. 
  1. Hacer conciencia: quien fue el agresor y por qué.
  2. Expresarlo: acudir con una persona de confianza, con un profesional en la materia.
  3. Tener compasión: esforzarse para ver al agresor como un ser humano, tratar de comprender lo que le llevó a causar tanto daño.
  4. Desarrollar la Humildad: eliminar el orgullo.
  5. Perdonarse a sí mismo: reflexionar sobre los errores propios que se hayan cometido consciente e inconscientemente, perdonarse y superarlos. Esto inicia con la aceptación de sí mismo.
Aprendamos a tener voluntad de cambio hacia el amor, no luchemos contra la realidad, ya no podemos cambiar nada, lo hecho… ¡hecho está!, pero tenemos un presente que puede modificarse y un futuro con nuevas oportunidades de ser felices y estar en paz. No culpemos a los demás por sus reacciones, si nos sentimos ofendidos, no respondamos con gritos e insultos. No nos quedemos con sentimientos negativos por que estos se acumulan y el daño se engrandece.

Atrevámonos a ser parte de la cultura del perdón.

“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles; pero son difíciles precisamente porque no nos atrevemos ni siquiera a intentarlas”.

Fuente: http://www.nvmgradiotv.com/ Nancy Morales-Gaxiola

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