¿Has oído hablar de los sobrevivientes
de los Andes?. De las 45 personas que iban en el avión, 12 murieron en
el accidente (entre ellas la madre de Fernando Parrado); 5 murieron al
otro día, y a los 8 días muere Susana Parrado (hermana de Fernando),
debido a sus lesiones.
A los 16 días, una avalancha se llevó la
vida de ocho más, y dos jóvenes murieron a mediados de noviembre por
las infecciones de sus lesiones. Los demás, completaron 72 días en la
montaña, hasta que fueron rescatados.
¿Qué conferencista logra hoy colmar un
auditorio de 2,500 ejecutivos y empresarios, muchos con sus mujeres e
hijos, y hablar durante una hora y media sin que nadie pierda detalle
del tema?
Fernando Parrado, uno de los 16
sobrevivientes de la tragedia de los Andes, a 36 años de aquella
historia que asombró al mundo, consiguió hace algunos meses más que eso:
Conmover a un foro de negocios y capacitación empresarial al
transmitir las simples moralejas que le dejaron vivir 72 días en plena
Cordillera sin agua ni comida.
En su conferencia que dio: Su
presentación, un monólogo sin golpes bajos, acompañado por vídeos e
imágenes de la montaña, tuvo dos etapas bien diferentes.
En la primera narró, con un relato
íntimo repleto de anécdotas, los momentos que lo marcaron de aquella
odisea a 4,000 metros de altura en la que perdió a buena parte de sus
amigos, además de su madre y su hermana.
“¿Cómo es posible sobrevivir donde no se
sobrevive?”, se preguntó. “Sobrevivimos porque hubo liderazgos, toma de
decisiones y espíritu de equipo, porque nos conocíamos desde mucho
antes”, dijo. Y arrojó un primer disparador. "En la vida el factor
suerte es fundamental”.
Cuando llegué al aeropuerto de
Montevideo no daban número de asiento para el avión. A mí me tocó, de
casualidad, la fila 9, junto a mi mejor amigo. Cuando el avión chocó en
la montaña, se partió en dos. De la fila 9 para atrás no quedó nada. Los
29 sobrevivientes al primer impacto viajaban en la parte que quedó a
salvo.” De ellos, dijo, 24 no sufrieron un rasguño.
Así, los menos golpeados empezaron a
ayudar, actuando como un verdadero equipo. Administramos barritas de
chocolate y maní al punto de comer un grano por horas cada uno. Marcelo,
nuestro capitán y líder, asumió su rol para contenernos cuando le
preguntábamos qué pasaba porque no llegaba el rescate. Decidimos
aguantar.” Pero días después el líder se desmoronó. La radio trajo la
noticia de que había concluido el rescate.
¿Cómo hubieran reaccionado ustedes?” El líder se quiebra, se deprime y deja de serlo.
“Imagínense que yo cierro esta sala,
bajo la temperatura a 14 grados sin agua ni comida a esperar quién muere
primero.” Se hizo un silencio estremecedor de la primera a la última
fila. “Ahí me di cuenta de que al universo no le importa qué nos pasa.
Mañana saldrá el sol y se pondrá como siempre. Por lo tanto, tuvimos que
tomar decisiones.”
En la noche 12 o 13 nos dijimos con uno
de los chicos: ¿Qué estás pensando?. “Lo mismo que vos. Tenemos que
comer, y las proteínas están en los cuerpos”. Hicimos un pacto entre
nosotros, era la nica opción. Nos enfrentamos a una verdad cruda e
inhumana.
Desde la primera fila, decenas de chicos
llevados por sus padres escuchaban boquiabiertos. Parrado apeló a
conceptos típicos del mundo empresarial.
“Hubo planificación, estrategia,
desarrollo”. Cada uno empezó a hacer algo útil, que nos ayudara a seguir
vivos: zapatos, bastones, pequeñas expediciones humanas.
Fuimos conociendo nuestra prisión de
hielo. “Hasta que me eligieron para la expedición final, porque la
montaña nos estaba matando, nos debilitaba, se nos acababa la comida.
Subí aterrado a la cima de la montaña con Roberto Canessa. Pensábamos
ver desde allí los valles verdes de Chile y nos encontramos con nieve y
montañas a 360 grados. Ahí decidí que moriría caminando hacia algún
lugar.”
Entonces sobrevino el momento más inesperado. Pero... "Esta no es la historia que vine a contar", avisó. Y contó que
su verdadera historia empezó al regresar a su casa, sin su madre ni su
hermana, sin sus amigos de la infancia y con su padre con una nueva
pareja.
¿Crisis? ¿De qué crisis me hablan?
¿Estrés? ¿Qué estrés? Estrés es estar muerto a 4,000 metros de altura
sin agua ni comida, enfatizó.
“Hay que pasar por una cosa así para darse cuenta de la diferencia entre
lo importante y lo que no lo es. En general, me siento distinto en la
percepción de los problemas del día a día: la gente se complica, yo me
volví bastante simple”.
Recordó un diálogo fundamental que tuvo
con su padre, que le dijo: “Mira para adelante, anda tras esa chica que
te gusta, ten una vida, trabaja. Yo cometí el error de no decirle a tu
madre tantas cosas por estar tan ocupado, de no compartir tantas
festividades con tu hermana, no darme el tiempo de platicar con ellas
mis vivencias, no decirles cuanto las amaba”.
Y cerró, determinado: “Las empresas son
importantes, el trabajo lo es, pero lo verdaderamente valioso está en
casa después de trabajar: la familia.
“Mi vida cambió, pero lo más valioso que
perdí fue ese hogar que ya no existía al regresar. No se olviden de
quien tienen al lado, porque no saben lo que va a pasar mañana”.
Una interminable ovación lo despidió de pie.
"NINGÚN ÉXITO EN LA VIDA,
JUSTIFICA EL FRACASO EN LA FAMILIA". Si TÚ tienes un cálido hogar,
piensa al igual que yo: ¡Eres una persona con suerte! Te tocó de la fila
9 hacia adelante, y créeme... la mayoría viaja de la 9 para atrás.
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