jueves, 22 de enero de 2015

El hachero esforzado

Había una vez un hachero que se presento a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aun y así el hachero se decidió a hacer un buen papel. El primer día se presentó el capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona. El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó 18 árboles.

- Te felicito -dijo el capataz- sigue así

Animado por las palabras del capataz, el hachero se decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente, así que esa noche se acostó bien temprano. A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño no consiguió cortar más que quince árboles.

- Me debo haber cansado- pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer se levantó decidió batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, al día siguiente El hachero esforzado no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron siete, luego cinco y el último día estuvo toda la tarde tratando de voltear el segundo árbol. Inquieto por el pensamiento del capataz, el hachero se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba la límite de desfallecer.

El capataz le preguntó:

- ¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?
 
- ¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles

A. Beauregard

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